Madrid crece a espaldas o a escondidas de su pasado. La ciudad se expande y se desecha conservar unos restos arqueológicos encontrados en Puerta del Sol. O se normaliza que una muralla milenaria esté vandalizada o parte de sus restos estén en un parking o que solo queden seis parcelas de los 2,2 kilómetros de longitud que tenía inicialmente.
La muralla de Madrid revela el origen árabe de la ciudad y pone nombre, incluso, a los madrileños. No seríamos gatos si no hubiera murallas. Ahora, tras años de decadencia y desgaste, el Ayuntamiento de Madrid se quiere comprometer a cuidar lo poco que queda de ella.
La Junta de Gobierno aprobó este jueves un plan especial para la protección de la vieja muralla. Mariano Fuentes, delegado del Área de Desarrollo Urbano, ha insistido en poner en valor los restos, en preservarlos y en “buscar la recuperación de estas parcelas”.
¿Qué se quiere hacer con la muralla?
Para llevarlo a cabo, el Ayuntamiento destinará nueve millones de euros en los próximos años. Hay que recuperar parcelas privadas, reverdecerlas y liberarla de lienzos.
El resto más grande de muralla que se conserva se ubica en el parque del Emir Mohamed I –a los pies de la Almudena, el parque es uno de esos sitios que crean la sensación de no estar en Madrid. Y ahora la intención municipal es instalar cerramientos y adaptar la parcela colindante de la calle Bailén, 12.
El total de metros cuadrados que el Ayuntamiento quiere blindar asciende a 300.873 metros cuadrados, aunque la única acción no pasa por el blindado. El proyecto pasa por crear un centro cultural en la calle Escalinata (junto a la plaza de Isabel II) del que todavía no se sabe mucho.