Es difícil venir a Madrid y no reparar en ella. La estación de Atocha es nuestra puerta de entrada y salida, un hervidero de idas y venidas de locales y viajeros. Todos por igual nos asombramos ante su aire majestuoso y el trasiego sin pausa que se fragua en sus andenes.
Atocha no se parece a otras estaciones europeas, empezando por ese jardín interior que roba la atención de cualquiera, aunque estés a punto de perder el tren. Es un templo ferroviario de larga historia y repleto de secretos no tan fáciles de descubrir a simple vista. Vamos a desvelar algunos de ellos.
1. Atocha no siempre ha sido Atocha
Cuando se inauguró la llamaron estación del Mediodía, aunque también se la conocía como estación del Sur. En la misma glorieta el imponente hotel Mediodía nos recuerda los inicios de la puerta de Madrid. Además, ¡todavía se llama así en el juego del Monopoly!
Y, entonces, ¿por qué se empezó a llamar Atocha? Hay dudas sobre el origen de su nombre actual, pero se cree que podría proceder de la planta atocha, a la que se conoce también como esparto. Según recogen algunas fuentes, esta teoría se basa en que «un camino plagado de atochas o espartos, olivares y cañizares llevaba al santuario de Atocha, donde se ubica una puerta por la que entran a la ciudad carros llenos de esparto con los que realizaban los artesanos madrileños los canastos, cestas, cuerdas y papel de esparto».
2. ¿Otro cambio de nombre?
Que no cunda el pánico: Atocha sigue siendo la misma Atocha que conocemos, pero a la parada de metro del mismo nombre (en la línea 1 del suburbano) se la ha renombrado como Estación del Arte, haciendo referencia a los principales museos a los que lleva la estación: Prado, Reina Sofía y Thyssen-Bornemisza.
La parada de Metro contigua a esta, que hasta hace poco llevaba el nombre de Atocha Renfe, también ha cambiado de denominación para pasar a llamarse solo Atocha, después de descartar otras posibilidades como Atocha-Constitución del 78.
3. Y otro cambio, como homenaje
Recientemente se ha anunciado que la estación de tren más emblemática de España cambiará de nombre, si todo va según lo previsto, antes de que finalice el año, pasando a llamarse estación de Atocha Almudena Grandes.
El cambio está justificado en la línea de una nueva estrategia orientada a poner “nombre de mujer a las principales estaciones ferroviarias” que ya se dio con el caso de la estación de Chamartín Clara Campoamor. Y ahora Atocha rendirá homenaje a una de las escritoras más importantes de lo que llevamos de siglo, fallecida en los últimos compases del año pasado.
4. Una fachada impresionante sin puerta (hasta ahora)
La estación está construida en diagonal con respecto a la glorieta de Carlos V, por lo que el acceso principal queda a un lado de la estación. Pero, ¿a qué se debe que esté torcida? La respuesta es simple: los trenes no podían girar en torno a la plaza, por lo que la estación se adaptó a sus vías. Esto también explica que Atocha esté por debajo del nivel de la calle: los trenes no podían subir tanta pendiente en tan poco recorrido.
No obstante, las obras de remodelación convertirán la marquesina histórica en la entrada principal de la estación.
5. Su invernadero tropical tiene más de 500 especies animales y vegetales
Es el foco principal de instagramers y amantes de la naturaleza, y cuesta no sacarle una foto desde la planta de arriba. Pero seguro que no sabías que tiene un ecosistema tan completo y diverso, integrado por 7.000 plantas de 260 especies distintas. Sin embargo, sus inquilinos principales se mudaron hace un tiempo…
6. Las tortugas de Atocha se han mudado a Navas del Rey
Aunque a todos nos encantaba pasar el rato mirándolas nadar y tomar el sol, las galápagos de Atocha no han tenido más remedio que buscarse un nuevo hogar.
La población de tortugas estaba creciendo de forma desmedida ya que la gente abandonaba a sus mascotas en pleno jardín. Para mejorar su calidad de vida, los animales se han trasladado al Centro de Fauna José Peña.
7. La torre de Babel cambia de ubicación
El monumento a las víctimas de los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004, situado en las inmediaciones de Atocha desde 2007, guarda algo inesperado en su interior: un muro lleno de condolencias en varios idiomas escritas por ciudadanos anónimos después de los ataques.
Con motivo de las obras de ampliación de la Línea 11 de Metro, este monumento abandonará su actual ubicación para cambiarla por otra que aún se desconoce, aunque desde la Consejería de Transportes e Infraestructuras declaraban a 20 minutos que estará en el entorno del vestíbulo y «se incorporará a la vida de los viajeros».
8. Jason Bourne estuvo aquí
Atocha se convirtió en estrella de cine en El ultimátum de Bourne, donde sirvió como escenario para el agente interpretado por Matt Damon. En la misma película también hicieron un cameo otros lugares icónicos de Madrid como el Paseo de la Castellana, la plaza de Canalejas y el viaducto de la calle Bailén.
9. Dos bebés gigantescos custodian la estación
Sus cabezas, concretamente. Se trata de «Día» y «Noche», dos grandes esculturas creadas por el artista Antonio López. La primera tiene los ojos abiertos y la segunda, cerrados.Aunque representan a la nieta del escultor cuando era muy pequeña, ambas estatuas miden tres metros desde que nacieron.
10. Fue una cárcel improvisada
Durante la Guerra Civil, Atocha dejó de ser una estación para asumir el papel de «checa», una de las prisiones que puso en marcha el bando republicano en plena contienda.
11. Tiene el reloj más grande de la ciudad, aunque nadie se lo crea
¡No, no está en la Puerta del Sol! El reloj de mayor tamaño está en la estación principal de Madrid. Mejor no pregonarlo mucho por ahí, no vaya a ser que a estas alturas nos cambien de sitio la tradición de las Campanadas de Fin de Año.
Ahora que conoces algunas de sus intimidades más ocultas, seguro que te paras a mirar la estación de Atocha con otros ojos. ¡Aunque te seguirá pareciendo tan preciosa como siempre!