Desde que Velázquez pintase Las hilanderas ha llovido mucho. Las grandes empresas textiles han provocado durante un largo tiempo que solos los bohemios amantes del pasado fuesen los que cogiesen hilo y agujas y se pusieran a crear sus propias prendas. El tiempo entre costuras ya desató ese furor por el arte de tejer.
Aunque más que desatarlo lo reavivó, porque no hace mucho, preguntases a quién preguntases, la respuesta era prácticamente unánime: “Es algo de señoras mayores”. Sin embargo, si “hilamos” un poco más, descubrimos que hay una startup española que ha conseguido convertir en tendencia algo que ya formaba parte del pasado: We are knitters.
Si Walt Disney dijo que “todo empezó con un ratón”, We Are Knitters diría que todo empezó con una chica neoryoquina que viajaba en el metro tejiendo. Eso fue el punto de partida de lo que años más tarde se ha convertido en una empresa pionera a la hora de vender kits para tejer por internet. Estos kits llevan consigo unas agujas, unos ovillos de lana natural (vienen del altiplano peruano) y las instrucciones para que todo el mundo pueda empezar desde cero su prenda.
Lo más curioso es que sus creadores, Alberto Bravo y María José Marín, antes de embarcarse en esta aventura no tenían ningún conocimiento sobre punto. Sin embargo, gracias a tutoriales de Youtube descubrieron que era muy fácil acabar enganchado en sus “redes”. También se percataron de la necesidad de muchas aficionadas (ya que la mayoría de personas que están interesadas en tejer son chicas) de compartir y comentar de forma conjunta su afición. Gracias a esto nacen las knitting parties, unos encuentros que los propios chicos de Knitters organizan en algunos cafés con encanto de la ciudad en los que quien lo desee puede iniciarse en el mundo del punto y conocer a otra gente que comparta este pasatiempo. Nunca saldréis de sus fiestas con las manos vacías, porque en ellas siempre dan un kit completo como el que podéis adquirir en la web.
¿Lo malo de todo esto? Que resulta adictivo. Tiene una mezcla de concentración y distracción al mismo tiempo que hará que se te pasen las horas volando mientras tienes aguja y lana entre tus manos, así que después de esto, solo podemos deciros: ¡Cuidado que es adictivo!