El bocadillo, bien pensado, es la comida más universal que hay. Su mera existencia recuerda a la de las pirámides en las civilizaciones antiguas. Masa hecha de harina, relleno y masa hecha de harina. Esa simplicidad da pie a una infinitud de posibilidades.
Y entre ese mar de posibilidades alguien tiene que poner orden y sentar cátedra. La famosa guía gastronómica Taste Atlas es quien ha elaborado un ranking con los cien mejores bocadillos del mundo.
Y el bocadillo de calamares, tan incomprensible e impostadamente típico de Madrid, se ha colado en esa lista en una honrosa posición vigésimo séptima y con un 4.3 que lo hace empatar con la decimo novena: el croque-monsieur francés.
¿Qué dicen del bocata de calamares?
Sobre el bocata (expresión cheli, por cierto) dicen que es apto para comer en el desayuno, en la comida o en la cena y que se suele acompañar de una caña –nada que no haya hecho cualquier turista al darse un paseo por la plaza Mayor. No en vano, también se dice que es un snack básico del centro de Madrid.
Taste Atlas no se conforma con definirlo y puntuarlo, sino que también añade algunos de los mejores sitios para comer un bocadillo de calamares. La lista la copan los siguientes sitios:
- El Brillante de Atocha (plaza del Emperador Carlos V, 8)
- Bar La Campana (calle de Botoneras, 6)
- Casa Rúa (calle de Ciudad Rodrigo, 3)
- Postas (calle de Postas, 13)
- Los Bocadillos (calle del Marqués de Urquijo, 1)
¿Qué más dice la lista?
Taste Atlas hace sus recopilaciones de información en base a usuarios de todo el planeta y, lo cierto, es que el resultado es un ranking bastante completo. El bocadillo mejor considerado es el Tómbik, típico de Turquía y definido como un tipo de döner kebab que usa un pan plano en forma de bollo.
La segunda posición es para la butifarra peruana (nada que ver con la catalana) y la tercera es para el sándwich de lomo argentino.
La lista incluye otro bocadillo español, que es el de jamón (ibérico o serrano). En la definición del estándar ideal de bocadillo parecen apelar más a un número de una cadena con cien bocadillos pequeños que a lo que se ha comido en cada casa (dicen que puede llevar aceitunas y pimientos del piquillo). También recomiendan acompañarlo de champagne y probarlo en sitios como el Museo del Jamón.