Los alrededores del número 12 de la calle San Germán, cerca del Bernabéu, están envueltos en un aroma de pan recién horneado, dulces y tartas. La Crujiente, una de las panaderías más renombradas de Cantabria y ganadora del premio La Miga de Oro de Cantabria 2020/2021, ha abierto sus puertas en la capital y está aquí para quedarse.
Su origen se remonta al año 2012, momento en el que su dueño, Jaime de Diego, dio un giro de 180º a su vida y dejó el gris de las oficinas y los negocios para pasarse al dorado del pan artesanal. Gracias a la calidad de sus materias primas, los rigurosos procesos metódicos y el uso de la tecnología, La Crujiente se ha hecho con un nombre propio y un lugar en la mesa de los cántabros. Ahora espera conquistar también los estómagos madrileños.
Su nuevo espacio en la capital, de 260 metros cuadrados, cuenta con un obrador propio, delimitado por una pastelería y otra zona de cocción. Además, también cuentan con un pequeño espacio de degustación con café de proximidad para aquellos que no puedan esperar a probar sus productos en casa.
Entre sus productos más distinguidos se encuentra, por supuesto, el pan. Todas sus barras y hogazas están hechas con los mejores ingredientes y cuentan con más de 48 horas de duración. Destacan las hogazas de trigo y espelta, pero también su gran variedad de barras, como la de agua o, naturalmente, la barra Crujiente.
Para el paladar goloso
Ahora, si bien cuentan con un claro protagonista, los dulces de La Crujiente no se quedan atrás. En la panadería encontrarás Marucas, una especie de palmeras bañadas en coberturas de distintos sabores, cruasanes artesanales, tartas de mil y un sabores y, sobre todo, sus Jaimitos.
Los Jaimitos son unos pequeños cruasanes de distintos sabores que toman su nombre directamente de su creador, y que se postulan como candidatos a convertirse en uno de los mejores cruasanes de Madrid en el próximo concurso.
Además de los dulces ya mencionados, La Crujiente recupera sus raíces cántabras para llevar a la mesa de los madrileños los productos típicos de Santander como los sobaos y las quesadas. A la vez, se adapta a su nuevo escenario aportando su toque con la repostería tradicional de la capital como las torrijas y los buñuelos.
Navidades crujientes
Con motivo de las fiestas, La Crujiente ha preparado su propia versión de los típicos dulces navideños: los roscones de Reyes y los panetones. Sus roscones están cocinados a base de las mejores materias primas: harina de gran fuerza, un mayor porcentaje de huevos y mantequilla en comparación con otros roscones, el dulzor creado por la mezcla de azúcar y miel y, por supuesto, la fruta confitada que se consigue tras un proceso de inmersión en almíbar de un mínimo de 72 horas.
Los panetones de ‘La Crujiente’ se distinguen por su exigente proceso de fermentación, que abarca desde la creación de la masa madre hasta la etapa final, totalizando seis ciclos de fermentación a lo largo de tres días. La panadería ofrece dos opciones de este dulce italiano, uno de chocolate y otro de frutas maceradas.