¿Pueden los amantes de un plato de comida estar de luto? A la luz de los hechos queda que los diletantes de la tortilla de patata tienen razones para estarlo. Si hace poco informábamos del cierre de Juana la Loca –las tortillas que ameritaban cola en La Latina–, hoy es el turno de Sylkar –las tortillas, también, que justificaban colas, devoción y peregrinación en la zona de Ponzano.
La icónica cafetería madrileña con más de cincuenta años de servicio en sus paredes anunciaba ayer en Instagram el cierre de un pequeño local por el que “han pasado historias, conversaciones, risas, desayunos, vueltas del trabajo, primeras citas, reencuentros con amigos…”
¿Los motivos? A diferencia de otros cierres recientes condicionados por la gentrificación o la compra de edificios por parte de fondos buitre, aquí hay que encontrar las razones en la jubilación de los dueños. Sylkar cierra por ley de vida, no sin antes dejar un mensaje a la esperanza: “Estamos muy seguros de que esta pequeña cafetería de la Calle Espronceda, nº 17 muy pronto volverá a brillar”.
Una tortilla secreta
Parece mentira que un plato que apenas lleva tres ingredientes pueda esconder tanto misterio. Sobre la tortilla de Sylkar el experto en tortillas Guillermo V. Rodríguez nos decía lo siguiente: “esto es un secreto que nunca se sabrá, pero a mí me han dicho que está hecha con caldo de pollo y que por eso tiene un sabor especial. No sé hasta qué punto es verdad”.
Lo especial de su sabor, por otro lado, la llevó a ser finalista en un Campeonato de España de Tortillas de Patata celebrado en Alicante en 2021.
Ahora ese sabor quedará en el recuerdo de quien lo haya probado y pasará a integrar esa entelequia individual de restaurantes o negocios emblemáticos que necesitan muy poco tiempo cerrado para que lo echemos de menos. Para pasear con una amiga que viene de fuera, pasar por delante de un local en el que quizás hacen baos o smash burgers y decir con nostalgia: “aquí hacían las mejores tortillas de Madrid”.