Ya os contamos cómo pasaríamos nuestro último día de vida en Madrid, pero como siempre estamos pensando en lo mismo (en comer, no seáis mal pensados) se nos ha venido a la cabeza que, si en nuestro último día en Madrid sólo nos permitieran disfrutar del arte de comer, tendríamos que elegir bien, porque en una ciudad con tantas opciones, hay que saber dónde darse un último capricho. Así que, lo único que necesitaríais es un Almax y un pantalón elástico:
- Chocolatería San Ginés: nada de brunchs, tortitas al estilo americano ni cosas por el estilo. Como buen madrileño, tienes que empezar tu último día tomando el desayuno castizo por excelencia y no podía haber mejor lugar para hacerlo que en San Ginés: porras, churros y un buen chocolate caliente. Entran bien incluso en pleno Agosto.
Pasadizo de San Ginés, 5
- La Ardosa: con su siglo y medio de vida, la Bodega de la Ardosa sigue ahí, tan castiza como siempre y sirviendo las cervezas igual de bien, pero ahora la recomendamos para la hora del aperitivo, así que ve abriendo boca con un buen vermouth de grifo, que suele venir acompañado con pepinillos rellenos de anchoas. Deleitate, es tu “último día”.
C/ Colón, 13
- Bar Postas: sirven uno de los mejores bocatas de calamares de la capital. De hecho, sólo tienen pescado frito (muy rico), por lo que no vayáis buscando otra cosa. Tomad uno pequeño, porque se trata de “tapear” antes del plato fuerte.
C/ Postas, 13
- Malacatín: sea la época del año que sea, no puedes despedirte de tu vida terrenal sin meterte entre pecho y espalda un buen cocido madrileño. Si es verano, buscar un sitio acondicionado y si es invierno, entrad en calor con el sabor de antaño. Malacatín está en nuestro top de cocidos, porque preparan el auténtico, con sus tres vuelcos y todo.
C/ Ruda, 5
- Monkey Coffee: después de la comilona, es mejor andar un poco para bajarla y tomar el café en otro lugar. Monkey es el sitio perfecto para hacerlo, ya que cuidan la calidad de su producto como si de un bebé se tratase. Y lo que es aún mejor…café de primera a precio de escándalo, porque el capuchino está a 2€.
C/ Vallehermoso, 112 - Pomme Sucre: sé que aún seguís haciendo la digestión del cocido, pero ¡qué más da! Siempre queda un hueco para el dulce y aquí hay para hartarse. Sobre todo para los amantes del chocolate, porque tienen brownies, coulants, pasteles…y un largo etcétera que nuestro estómago nos pide que no le recordemos a estas horas.
C/ Barquillo 49
- Sémola: después de un día tan intenso (gastronómicamente hablando) somos conscientes de que tu estómago tiene un fin, por lo que mejor cenar ligerito, pero que esté rico. Sémola es una buena opción porque tienen unos sandwiches y unas ensaladas (todo vegetariano y vegano) que están de muerte (nunca mejor dicho).
C/ Almagro, 27