Dónde comer las mejores croquetas (caseras y gourmet) de Madrid
Desde las más caseras hasta otras más 'gourmet', seleccionamos algunas de las croquetas que te harán sentir como en casa.
ESCRIBE LO QUE ESTÁS BUSCANDO Y PULSA INTRO
Desde las más caseras hasta otras más 'gourmet', seleccionamos algunas de las croquetas que te harán sentir como en casa.
Sabemos que las mejores croquetas son las de tu madre o, en su defecto, las de tu abuela. Pero cuando los tuppers muestran su fondo de plástico, cuando la distancia es insalvable o cuando el mono asoma, conseguir encontrar unas croquetas que se acerquen al nivel de las anteriores no es una tarea sencilla.
Lo sabemos porque lo hemos intentado, y aunque es una tarea complicada no es imposible. Desde las más caseras hasta otras más ‘gourmet’, hemos seleccionado algunas de las mejores croquetas de Madrid que cuentan, quizá, con uno de los ingredientes más valorados y más difíciles de conseguir: que en un bocado te hagan sentir como las que comes en casa.
Las croquetas de jamón de Santerra no solo son las mejores de Madrid, sino del mundo según los responsables del IV Campeonato internacional Joselito de Madrid Fusión en 2018, que valoraba aspectos como la bechamel, el punto del jamón, el sabor o el aroma. Nosotros las hemos probado y damos fe: sin duda alguna, las del chef Miguel Carretero son una obra maestra.
📍 Calle del General Pardiñas, 56
En El Jefe entienden muy bien cuál es el secreto de una buena croqueta: cremosa por dentro y crujiente por fuera. Para conseguirlo, controlan cada detalle de su bechamel (especialmente la temperatura) y para la capa exterior utilizan un panko («pan rallado japonés») especial. Además de las tradicionales de jamón, elaboran otra especialidad, sus croquetas tigre, a base de un sofrito de pimiento rojo, zanahoria y puerro, salsa de tomate casera, salsa de pimiento choricero, guindilla, sal, pimienta y picada de mejillones.
📍 Calle Alonso Cano, 103
Este emblema de Lavapiés reabría el pasado 24 de febrero para continuar con una tradición de 40 años de historia y buen comer en el barrio. El nuevo Melo’s ha mantenido la esencia del que siempre ha sido, y por eso además de sus «zapatillas» sus irresistibles croquetas continúan siendo uno de los platos estrella. Ahora sus famosas croquetas se pueden probar también en el Bar Malos, el que Rafael Riqueni y Alejandro Martínez –el cocinero que empezó en el Melo’s tras la reapertura y artífice de la receta de este plato– abrieron el pasado mes de noviembre en Malasaña.
📍 Melo’s (calle de Ave María, 44) y Bar Malos (calle Velarde, 13)
Otro restaurante con solera (nada menos que cuatro décadas) y buena mano con las croquetas es el de Abraham García. No sabemos si, como dicen, su cremosidad se debe al detalle de que se preparan con leche de ovejas autóctonas de Navarra, pero son sin duda una de esas joyas de la ciudad que hay que probar.
📍 Calle de Juan de Mena, 14
Este “viejo local con sangre renovada” lleva formando parte del paisaje gastronómico madrileño desde nada menos que 1892. Así se definen ellos mismos y, precisamente, el sabor de sus croquetas de cabrales o carabineros son el mayor y mejor ejemplo de este ya célebre eslogan. Tienen croquetas para todos los gustos y de todos los gustos: desde las de jamón, cecina o chorizo hasta las de bacalao o rabo de toro.
📍 Calle de Colón, 13
Uno de los restaurantes que practican la fusión sencilla, bien hecha y sin pretensiones. Eso mismo es Bacira, un local en plano corazón de Chamberí en el que la cocina mediterránea y la asiática forman un gran tándem. Especialmente celebradas son sus croquetas de txangurro con curry rojo.
📍 Calle del Castillo, 16
Esta mítica tasca madrileña tiene el sabor de las tabernas de toda la vida y unas croquetas caseras que se hacen como las haría tu abuela. Se sirven por raciones o medias raciones, tanto para tomar allí como para llevar, y hay un amplio abanico de sabores para escoger como las de picadillo, las de espinacas, pasas y gorgonzola o las de morcilla con membrillo.
📍 Calle de la Madera, 37
Los parroquianos de sus tres locales lo saben. Tan clásico es pedir un pincho de tortilla como unas croquetas que lo acompañen. De boletus y trufa, de idiazábal con tomate, de carrillera al Jerez, de chipirones en su tinta, de cecina y queso azul o de puchero de la abuela: sean del sabor que sean las croquetas de Pez Tortilla son un escándalo. E importante: tienen opción vegetariana.
📍 Calle Espoz y Mina, 13; calle del Pez, 36; calle Cava Baja, 42
El chef Kiko Solís está detrás de la cocina de Zielou, el espacio gastronómico situado en el ático de la estación de Chamartín. Las croquetas de cecina son su apuesta especial para este plato: un bocado donde se mezcla el sabor de la cecina crocante y la cobertura exterior con un crujiente de parmesano.
📍 Ático de la Estación de Chamartín
Una taberna vegana que no puede faltar en esta ruta de referencias croqueteras es El Perro Gamberro. Como abanderada de la comida casera de calidad, sus croquetas tenían que ser uno de sus platos estrella. Se pueden pedir por unidades o por raciones de 6 y los sabores cambian cada día: hay de puchero, de berenjena, manzana y salsa teriyaki e incluso de tortilla. Cualquiera es un acierto y no solo lo decimos nosotros: croquetasdemadrid.es, la primera guía de croquetas de la ciudad, las ha incluido en su «top 10».
📍 Calle Benito de Castro, 4
El proyecto del chef Daniel Roca desembarcó en octubre de 2021 en el barrio Salamanca, inspirado en Barra Alta, su buque insignia en Barcelona. En su cocina mediterránea con pinceladas internacionales no faltan guiños a la cocina de su abuela, y las croquetas no podían faltar. Puedes probarlas de boletus con velo de panceta o de carne rustida con foie rougié.
📍 Calle Lagasca, 19
Sabores reconocibles pero sin faltar a la creatividad. Así es la cocina de Sagrario Tradición, capitaneada por Víctor Prada y Pedro Escribano, procedentes de Kuoko 360. Uno de sus platos emblemáticos son, precisamente, sus sabrosas croquetas. Las preparan de entraña de vaca a la brasa con ali-oli de cecina y «un irreverente puntito picante».
📍 Plaza Valparaíso, 3
Don Dimas se define a sí mismo como una casa de comidas contemporánea «de alma y cultura andaluza», aunque en su cocina también hay influencias vascas y catalanas. De este cruce de geografías nacen platos como el guiso de garbanzos a la maestranza, rabo de toro y foie o el canelón de faisán salvaje de Medina Sidonia con ‘gratinao’ de payoyo . Las croquetas melosas de guiso de chocos en su tinta, que forman parte del bloque «pinceladitas de mercado» de su carta, bien merecen una mención especial.
📍 Calle Castelló, 1
Esta es una neotaberna gallega con espíritu viajero: de ahí su toque de fusión con otras gastronomías como la mexicana, la japonesa, la peruana o la india. A sus platos estrella, que se mantienen fijos en carta, se suman otros de mercado que varían en función de temporada. En el caso de sus originales croquetas-nigiri, se ha sustituido el arroz por una croqueta de salsa verde, coronada por un sashimi de merluza.
📍 Calle Reina, 31
Este restaurante del Grupo Cañadío (al que pertenecen locales como La Bien Aparecida o La Maruca), abrió en el emblemático edificio Grassy en 2016. Sigue una estela tradicional parecida a la de sus predecesores pero con un aire más sofisticado. Sus croquetas de lacón y huevo cocido son un bocado a tener en cuenta, junto a otros platos que se han convertido en seña de identidad como la tortilla de patata o los buñuelos de bacalao.
📍 Gran Vía, 1