80 fueron los días que le hicieron falta a Phileas Fogg para dar la vuelta al mundo, 80 es la edad que acaba de cumplir la adorable actriz que interpretó a Mary Poppins y 80 años son los que lleva el clásico americano Steak’n Shake llenando los estómagos de sus clientes con sus sabrosas hamburguesas y sus descomunales batidos.
Madridistinto recibió una invitación para acudir al 80º aniversario y obviamente, en cuanto nuestros ojos divisaron las palabras “hamburguesa” y “batido” se nos activó la alarma de “Warning: se avecina placer culinario”. En cuanto pusimos un pie en el suelo del local, nos dieron una chapa acreditativa con el nombre de Madridistinto. Sólo bastó eso para saber que iba a ser una experiencia diferente a las demás y eso en gran parte fue mérito de su gran equipo profesional.
Nos gustó mucho que al llegar nos mostrasen la cocina, ya que para curiosos culinarios como nosotros que disfrutamos como críos viendo los reality foods, era muy interesante saber cómo trabajan este tipo de cadenas. Según nos contaron, su política diferenciadora respecto a otras cadenas similares, es que ellos no compran los productos envasados para que duren más, sino que apuestan por la comida natural y con sabor, muy lejos de lo que son esas lechugas más sosas que una suela de zapato.
Tras esta mini jornada de puertas abiertas llegó el momento más esperado: la sabrosura. Mi compañera blogger y yo nos sentamos con esa sonrisilla involuntaria y maligna que tiene un niño esperando a que lleguen los reyes magos, mientras aguardábamos lo que se avecinaba. Lo peor fue tener que elegir una de las opciones de la carta. Ella (que supuestamente no tenía el estómago para fiestas) se metió entre pecho y espalda una hamburguesa con un guacamole que debió de estar bueno porque apuró hasta lo que cayó sobre la bandeja. Yo opté por seguir el consejo del chef y me pedí la “Jalapeño Crunch”, que estaba riquísima, aunque no se la recomendaría a aquellos que con una gotita de tabasco les caen lágrimas como puños.
Los camareros eran un encanto y cuando les dijimos que las patatas con parmesano estaban algo más saladas de lo normal, les faltó tiempo para traernos otras patatas, que por cierto nos pusieron una ración «pequeña» y nadie consiguió acabar con ella.
Para acompañar el eating nos tomamos una limonada 100% natural, ya que después íbamos a tener el culmen de la visita: los batidos de leche, que han sido premiados varias ocasiones y son elaborados a la vieja usanza con sabores variados como fresa con Oreo, M&M’S o mango. Igual que si de una cata de vino se tratase, probamos todos los sabores y mientras que mi compi se enamoró del batido de Speculoos, (las galletitas de canela) yo me quedé prendado del de menta con chocolate.
Pero la experiencia no acabó ahí. Cuando acabamos nos hicieron a todos una fotografía a lo vintage, con lo que ya caímos definitivamente en sus redes. Si hay algo que nos quedó claro es que más que la propia comida, ellos venden experiencias. De hecho, la decoración, los precios, la comida y todo, está adaptado a que la gente comparta y pueda salir a cenar sin tener que vender un riñón.
Gracias Steak’n Shake por regalarnos esta increíble experiencia y, ¡enhorabuena por eso ochenta años bien merecidos! ¡Ahora a por el primer siglo!