Preadolescencia: dícese de esa época nefasta cuyo rastro eliminaste hace tiempo de las redes sociales pero que, aunque no quieras, recuerdas con cariño. Comienza el día que tus padres te dan permiso para coger el metro...
Para los altos, para los bajos, para los gordos, para los delgados, para los que trabajan, para los que no, para él, para ella…Para todos puede ser un auténtico infierno la visita de una suegra. Y aunque no todas...
Hay estudios que afirman que la adolescencia es la época clave para empezar a consumir. Pero yo no caí en sus redes durante mi pubertad, aunque muchos amigos míos sí lo hicieron. Una de las peores cosas de esta adicción...
No hay peor respuesta que un “me da igual” a la pregunta de “¿qué te apetece hacer?”. Agobia. Sabes que tras esa indiferencia se esconde un “elige tú” y todas las expectativas que ello conlleva. Sí, he conocido sosos y...
¿Tienes veintipocos y la última vez que fuiste a Copérnico había más niños post-comunión que gente de tu clase de derecho? Si la respuesta es sí, sigue leyendo. Lo bueno de vivir en Madrid es que tienes mil cosas por ha...
En serio, lo carga el diablo; o mejor dicho, el ciervo de la botella (ahora entiendo el por qué de un animal con cuernos). Ayer los chupitos se me fueron de las manos, lo he sabido al ir al baño y comprobar que tenía to...
Llega un momento en el que el viernes por la tarde no se convierte en sinónimo de “a prepararse para la juerga de la noche”, sino en “pizza-peli y que nadie me moleste”. Recuerdas con nostalgia esos días en los que el ú...
Imagina que un día te lanzan desde un avión a una isla desierta: sin agua, ropa de recambio, secador ni Play Station. Tú y lo puesto. No estás solo, te acompañan quince personas más. Sus caras te suenan: una señora pija...
Si hace poco os mostrábamos nuestra cara más anti futbolera, ahora os enseñamos el otro lado de la moneda, la que esta noche va a sudar los colores igual que los jugadores de su equipo vibrando con la emoción de ver jug...
Desde que estoy en Madrid me siento más Andaluza que nunca. Cuando voy por la calle y escucho a algún paisano no puedo evitar decir: ¡Ay mira, andalu’ como yo! Aunque para los madrileños, todos los andaluces somos de Se...