Que la RAE haya admitido la palabra cocreta es un tema que merece un post entero. Pero hoy no estamos aquí para hablar de cuestiones lingüísticas, sino gastronómicas (que dicho sea de paso, nos gustan más). Y lo de la croqueta viene porque hace unos días visitamos Boqueat (C/ Victor Hugo, 5) y nos hizo volver a creer que se pueden encontrar croquetas que no sean congeladas en las calles de Madrid.
Desbancar las croquetas de una madre o de una abuela es algo casi imposible, es más, cada vez que alguien me ofrece probar unas que aspiran a hacerlo, vuelvo a reafirmarme en mi opinión. Sin embargo, las de Boqueat casi consiguen hacerme cambiar de opinión (y digo casi porque yo soy fiel a mis tradiciones familiares).
En su caso van más allá, ya que este pequeño local de Chueca ha conseguido reinventar el concepto de este manjar tan español.
Al igual que los apóstoles, el equipo de Boqueat cuenta con 12 “discípulos” que siembran la “palabra” de la Santa Bechamel. Vale, nos dejamos de metáforas y vamos al grano.
En Boqueat tienen 12 variedades de croquetas con sus 12 salsas correspondientes. Nosotros, como buenos gochos que somos, lo primero que hicimos fue preguntar si se podían combinar salsas y croquetas, pero nos explicaron que los chefs han preparado una salsa específica para cada croqueta. ¡Todo un maridaje en el que poder mojar los dedos!
12 bocados entre los que es bastante difícil elegir. Siendo las de jamón o las de pollo las menos originales. Las hay de bacalao con pasas (con mahonesa de piquillos), de hamburguesa (con salsa barbacoa) y hasta de gin tonic (con crema de limón). Pero en lugar de contaros todas las posibilidades, os dejamos con la intriga para que vayáis vosotros mismos a probarlas.
Nosotros salimos encantados con la de idiazábal (con salsa de tomate y vainilla), la de setas (con alioli de miel y especias) y la de chocolate (con salsa de frutos rojos). Tienen el tamaño perfecto, con una cremosidad que deja averiguar el sabor de sus ingredientes y el punto de aceite adecuado.
Y aunque sean fritas, os sentiréis mejor sabiendo que están preparadas a diario y con ingredientes naturales, sin nada de aditivos o conservantes.
Aunque están pensadas para comerlas al momento en alguno de sus packs (desde 2 hasta 6 croquetas), también os las podéis llevar a casa (en formato de 12 o 24) para disfrutarlas en vuestro sofá.
Así que si sois de los que están desencantados con las croquetas qué coméis fuera de casa, tenéis que pasar por Boqueat. Os aseguro que no os romperán el corazón…