“Dicen que cuando encuentras al amor de tu vida el tiempo se detiene, y es verdad…”
La frase no es mía`., sino de la película Big Fish; si no la habéis visto, deberíais hacerlo. A día de hoy no he encontrado nada que haya explicado mejor el momento en el que te encuentras con tu alma gemela y simplemente, conectas. No sabes cómo, tampoco le encuentras ninguna explicación; pero eres consciente de que ése momento va a marcar un antes y un después en tu vida y que será lo último que recuerdes antes de irte a dormir y lo primero en lo que pienses antes de despertarte.
He conocido el amor…y el desamor. Había decidido no volver a sentir nada por nadie, a tener un corazón de hojalata y darle la espalda a Cupido.
…Y de pronto, apareció ELLA, con mayúsculas.
Parecía extranjera pero bastaron unos minutos para darme cuenta de que tras su apariencia de “guiri”, había una española apasionada. No me costó intimar con ella, sucedió todo muy rápido. Cuando me quise dar cuenta estaba saboreando su superficie sabrosa y tostada. Aquello no era amor, era algo más profundo…
Creo que debería hacérmelo mirar. Mi obsesión por las hamburguesas es enfermiza
Ah ¿Creíais que hablaba de una mujer, no? Qué va, me refería al momento en el que encontré la hamburguesa más española que he conocido. Estaba aburrida de la típica combinación carne, lechuga, queso, pepinillos; necesitaba ir más allá y cuando probé la hamburguesa de carne de buey, chorizo ibérico y torta del casar de la Taberna el Colono, entendí que las que sirven en las cadenas de comida rápida solo son la punta del iceberg de la gran oferta de hamburguesas que hay en Madrid.
No he vuelto a probar ninguna carne española igual, os lo garantizo. Solo hay un sitio en la capital capaz de fusionar la comida española y norteamericana. . . Como para pensárselo dos veces: el amor y la vida consiste en dejarse llevar ¿No?