Hacer planes solo en Madrid ciertamente no es tan complicado, una de las ventajas de las grandes ciudades es que el individualismo actúa como coraza y a nadie le importa lo que estás haciendo.
Así que partiendo de la premisa de que probablemente nadie se esté fijando en ti, el que tiene que dar el paso de hacer planes sin compañía alguna eres, en efecto, tú. Y, sí, puede que el azar —y el hecho de que hayas criado viendo comedias románticas de los 2000—te lleven a conocer a alguien más mientras disfrutas de tu ocio en soledad, pero no hace falta que sea el fin de esta experiencia. Estar a solas aunque estés rodeado de gente puede ser un buen momento de introspección.
1. Ir a un taller de cocina
Diana Navarro cantaba al estar «sola, triste y sola». Angy, al sentirse «sola en el silencio». Y, aunque ambas canciones son auténticos temazos, hoy nos vamos a quedar con el «Mira qué bien me va sola» de Ana Guerra en Ni la hora. Porque sí, está claro que a una le puede ir genial estando sola y más en una ciudad como Madrid, donde los planes para hacer por tu cuenta son muchos y muy guays.
Uno de nuestros favoritos es, sin duda, ir a un taller de cocina: aprendes, conoces gente y haces algo divertido a la par que productivo. Una actividad que bien puedes hacer acompañada pero para la que en realidad no necesitas a nadie. Basta con que te apuntes, te presentes y atiendas a las indicaciones del cocinero que imparta el curso o taller.
En la capital hay muchos y muy variados. Nos gustan especialmente los de Fundación Casa de México en Expaña, que te acercan a la cultura y tradición mexicanas a través de su gastronomía con reconocidos chefs del país. También los de A punto, con temáticas tan diversas como cocina japonesa, cocina con caza o cocina vegetariana. Además de los de En Bruto, que lo mismo te enseñan a hacer pan, un arroz o kombucha.
2. Ir al cine (sí, solo)
Bien pensado, la única diferencia entre ir al cine sola o acompañada es que la tertulia de después es quimérica (salvo que una tenga la sana costumbre de hablarse a sí misma) en el primero de los casos. Incluso puede tener un factor positivo: el de aprovechar el camino de vuelta a casa para leer la columna de Boyero sobre la peli en cuestión.
La oferta de cines en Madrid es vastísima y va desde las grandes cadenas (como Yelmo) a toda una serie de opciones independientes (como la Filmoteca y su emblemático edificio o la clásica Sala Berlanga).
3. Ir a un restaurante codo en barra
Qué de barras hay en Madrid. Tan esplendorosas, tan rebosantes, tan vividas. Las barras son lugares en los que plantar el codo y ver la vida del bar o del restaurante pasar, en donde leer la prensa diaria (sí, eso se sigue practicando en según qué momentos, en según qué lugares) y disfrutando del vaivén de personas que entran, salen, piden, brindan, tiran un palillo o una servilleta al suelo. El «codo en barra» es una práctica ideal en soledad. así es como se entabla conversación con camareros que pueden llegar a convertirse en «amigos» (ojo, eso te convertirá a ti, automáticamente, en «parroquiana» o «parroquiano»). Aquí algunas de las barras que nos chiflan: clásicos como Casa Macareno o Bodegas Ricla; modernas como la del Bar H Emblemático o el restaurante japonés Akiro.
4. Exposiciones
Como ir sola al cine, ir sola a una exposición temporal es atreverte la primera vez y luego ya se supera el miedo. Este es probablemente uno de los planes más socorridos. Siempre hay alguna nueva y la sensación de urgencia de tener que verla antes de que la quiten ánima a no perdértela. Además, de una exposición siempre sales ganando, porque si ya te interesaba el tema es puro disfrute, y si no conocías nada, eso nuevo que te llevas.
5. Senderismo
Vale, en la ciudad te sientes protegido por el bullicio, así que ahora llegar el siguiente paso: salir del centro para refrescar la mente con un paseo en el campo solo. La sierra tiene muchos caminos conocidos como el de Schmidt, muy transitado, o la ruta por bosque de la Herrería hasta la supuesta silla de Felipe II que son una excelente opción para despejar la mente y hacer algo de deporte fuera del gimnasio.
6. Dar un paseo en bici
Madrid no es Ámsterdam. Eso está más claro que el agua –de Madrid– pero, aún así, dar una vuelta en bici puede ser uno de los mejores planes que hacer solo en la capital. Si el tiempo acompaña y las fuerzas también, puedes coger tu bici, alquilar una o probar las que BiciMad tiene repartidas por la ciudad para dar un paseo diferente por las calles y barrios más bicifriendly.
Una buena opción es sentir que estás lejos de la marabunta mientras recorres el Manzanares a pedales en una ruta de unas dos horas por Madrid Río y el Paseo Fluvial. Si quieres algo más tranquilo, El Retiro siempre está ahí para ti. O, si te apetece un plan más cultural, puedes recorrer el Madrid de los Austrias hasta el Palacio Real en bici.
7. Bichear por librerías y/o bibliotecas
Circula por Internet una teoría curiosa que dice que comprar libros y leerlos son dos aficiones diferentes, pero seas de los primeros o de los segundos, el primer paso es ir a una librería… o una biblioteca. Un plan que hecho en compañía muchas veces se convierte en una manera de conocer a tu acompañante a través de sus gustos y que en soledad puede ser mil cosas: desde una cita con tu lista de libros pendientes, hasta la compra de un regalo –algo sobre lo que la Llibreria Calders hizo esta bonita publicación– o una manera, sencillamente, de pasar el rato ojeando las estanterías.
En caso de que no sepas por dónde empezar, te dejamos nuestra lista con algunas de las librerías imprescindibles de Madrid y con las bibliotecas más bonitas que puedes visitar.
8. Pasar el rato en tu cafetería de confianza
Otro plan ideal para hacer en soledad es reservar –o provocar– un hueco en la agenda para ir, simplemente, a tomar un café y pasar el rato: hay quienes aprovechan para dibujar, leer, escribir, se llevan el portátil, escuchan música en sus cascos para sentirse el o la main character o simplemente miran lacónica o distraídamente por la ventana a la gente pasar. Cualquier escenario es válido (cafetería de toda la vida o de especialidad) y, si además del café eres un amante de las plantas, entonces esta lista está hecha para ti.
9. Hacer un tour o una ruta guiada
Jonás Trueba se lo proponía como ejercicio al personaje de Eva (interpretado por Itsaso Arana) en su película La virgen de agosto: ser turista en tu propia ciudad. En el film Eva coge un autobús turístico, pero en realidad el formato es lo menos relevante: lo verdaderamente importante es aprovechar las posibilidades de aproximarse a los lugares conocidos, familiares o cotidianos con una mirada distinta, nueva. Y de paso, seguramente, aprender algo que no sabías.
10. Ir al Rastro
Pocas cosas hay más entretenidas (y madrileñas) que ir un domingo al Rastro. Perderse y curiosear entre los puestos es algo que te llevará el tiempo que quieras dedicarle: ya sea media hora o toda la mañana. Ropa, objetos de decoración, antigüedades, bisutería… Cada visita es única y por eso es un plan que unx nunca se cansa de repetir. Y se puede alargar tomando algo por la zona.
11. Visitar iglesias bonitas y cementerios (sí, cementerios)
Para un plan solitario cultural y diferente, nada como acercarse a conocer las auténticas joyas artísticas y arquitectónicas que se pueden encontrar en las iglesias y los cementerios de Madrid. En cuanto a lo primero, se puede visitar desde un templo neobizantino hasta la cuarta cúpula más grande del mundo (y puedes encontrar más inspiración en este artículo).
En cuanto a lo segundo, las opciones van del cementerio británico al de San Isidro, el más antiguo de la ciudad. Puedes ir por tu cuenta o apuntarte a alguna de las visitas guiadas que normalmente organizan, tú eliges.
12. Ir a un concierto Candlelight
No, los conciertos Candlelight no son solo para parejas que derrochan melaza, grupos de amigos o familias felices. La serie de conciertos a la luz de las velas también acoge con los brazos abiertos a todas esas personas que vienen solas a disfrutar de un plan único y diferente en la capital.
Cuando te gusta un grupo o las bandas sonoras de un compositor, no tienes que esperar a encontrar a alguien para disfrutar de su música en directo. Anímate a ir solo a uno de los muchos tributos que hay cada fin de semana en Madrid. No te quedes con las ganas de hacer algo que te apetece porque no encuentras con quién. ¡No necesitas a nadie para disfrutar de tus canciones favoritas en el mejor de los ambientes!
Este artículo ha sido escrito a doce manos por Isabel Nieto , Miguel Sánchez, María F. Carballo, Carmen Seco, Alberto del Castillo y Elena Francés